La Voz en la conversación telefónica.

15.10.2018

La voz es el instrumento de viento más perfecto, y resulta que la mayoría de seres humanos lo llevamos instalado de serie.

Algunos lo entrenan, son capaces de afinarlo y de emplearlo profesionalmente como los artistas de la canción, pero también hay otros colectivos en los que la voz es una herramienta importante de trabajo, no solo en el caso de presentadores, o locutores, me estoy refiriendo a los agentes que llevan a cabo diariamente cientos de llamadas telefónicas.

La voz es la emisión de sonidos a través de la laringe cuando el aire hace vibrar nuestras cuerdas vocales (un verdadero instrumento). Y como tal, podemos tocarlo, al empleo de la voz de uno u otro modo es lo que denominamos modulación de la voz.

Los seres humanos en función de la edad, del sexo, incluso del estado de ánimos tenemos por naturaleza un timbre diferente en nuestra voz, al ser diferente el estado emocional, o la constitución de los órganos que dan lugar a ese sonido. Todos conocemos a personas con voz de "pito" o bien otras con tono "grave", o incluso otros "que parecen haberse tragado un altavoz". Pero con independencia de ello todo el mundo en mayor o menor grado puede modular su voz.

Forma parte de la modulación el tono (mas grave o agudo) o la intensidad (volumen) que empleamos en cada momento para expresarnos. Modular la voz es algo que puede aprenderse de manera intuitiva, la experiencia nos enseña cuando conseguimos comunicar algo y qué "armas" hemos utilizado para ello, pero también podemos formarnos al respecto y aprender a utilizar en cada momento lo más adecuado.

En una presentación siempre es recomendable utilizar un tono cálido, que ayude a introducirse y lograr la comodidad de tu interlocutor. Igual que en el cierre, para dejar esa buena sensación o sabor de boca que el cliente recuerde amablemente.

Cuando se trate de preguntar para averiguar algo acerca de nuestro interlocutor hay que pasar a utilizar un tono seguro. Se trata de equilibrar la balanza, dado que si la desconfianza, o la duda puede ser el estado inicial de nuestro interlocutor, sólo así podremos contagiarle nuestro estado.

Si hay que ofrecer algo, debemos pasar a ser sugestivo o si estamos ante un cliente con problemas el tono debería ser pausado o tranquilo.

Valoremos al verdadero profesional, y su adaptación al mensaje. Son condiciones necesarias para el adecuado desarrollo de una llamada telefónica.